El normal desarrollo del lenguaje en los niños y el juego siempre han sido un tema de investigación para quienes trabajamos con ellos. Así mismo, papás y terapeutas buscamos que puedan aprender de forma entretenida, para así poder asegurar un aprendizaje fácil y significativo. La importancia del juego, sobretodo, en los primeros años de vida, es innegable.
Con el ritmo de vida que llevamos, mucho tiempo en el trabajo y en los colegios, la falta de tiempo en general, nos han llevado a jugar con ellos de forma muy básica y casi siempre secundaria a las actividades de la vida diaria, un juego ¨rapidito¨, que no nos desvíe de nuestros deberes. Por todo esto, es que siempre es importante conversar y rescatar el rol del juego y como influye en el desarrollo integral de los niños. A través del juego, los niños desarrollan entre otras muchas cosas, lenguaje, cognición y motricidad.
El juego, dirigido y espontáneo, en sus diferentes etapas, permitirá en los niños desarrollar un aprendizaje significativo en las áreas recién nombradas, además de diferentes ámbitos del lenguaje. Al favorecer la verbalización se puede observar mayor manejo de vocabulario (semántica), uso y comprensión de oraciones de mayor complejidad (morfosintáxis), reconocimiento de diferentes sonidos del habla y correcta utilización de ellos (fonética y fonología) y mayor desarrollo en la empatía, cooperación, respeto de turnos (pragmática). Así mismo, se puede ver como el juego influye en el desarrollo de la imaginación, creatividad, control de impulso y tantas otras cosas.
Quizás, les resulte interesante saber que existen diferentes etapas y tipo de juego, las que se van desarrollando y adquiriendo según la edad. Primero, entre los 0 y 2 anos los niños presentan un juego exploratorio desde lo sensorial y motriz. En esta etapa, se adquieren habilidades prelinguísticas, las que le permiten al niño comunicarse a través de la risa, el llanto, vocalizaciones, seguido del balbuceo para llegar a emisiones más complejas que tendrán como resultado las primeras palabras.
Luego, y hasta los siete años aproximadamente comienza una etapa de fantasía, donde las cajas de zapatos se transforman en autos, las cucharas en aviones y las sábanas en fantasmas. Aquí comienza el conocido, juego simbólico, donde podemos ver que el pensamiento y lenguaje se van complejizando y logran asociar objetos con su función real o con otra totalmente diferente.
Luego, dentro del mismo juego simbólico, entre los 4 y los 6, podemos ver un juego presocial, van a necesitar a un compañero, y empiezan a imitar rutinas de la vida diría, como tomar té, ir al supermercado, trabajar de profesor o doctor.
El último nivel del juego, es el juego con reglas, donde se puede observar la maduración del lenguaje y de las habilidades cognitivas, motrices. En esta etapa el niño muestra mayor y mejor manejo de vocabulario, comprensión de habilidades pragmáticas, para comprender diferentes contextos y situaciones implícitas, donde surgirán discusiones, se plantearán problemas y encontrarán soluciones.
Diferentes juegos o ideas para estimular el desarrollo del lenguaje con el juego:
-Usar un lenguaje adecuado a la edad de cada niño, para que pueda expresar como se siente.Responder a las palabras y no a gestos cuando pide o necesita algo, generar la necesidad de hablar. Si un niño obtiene lo que busca, simplemente con un gesto. El lenguaje no logra llegara su objetivo principal en esta edad (lograr satisfacer necesidades).
-Usar la música, para desarrollar vocabulario. Siempre es bueno utilizar recursos variados y buscar diferentes formas de sumar información.
-Contar cuentos, usando mímica y exagerando la prosodia (entonación de la voz).
-Conversar y jugar sin usar palabras en formas infantiles o en diminutivos. Ponerse a la altura del niño, usar el suelo como base o punto de partida.
-Tratar de no corregir los errores en el habla de forma evidente, por ejemplo diciéndole ¨así no se dice¨.
-Dejar que el niño nos guíe en el juego, y no pretender guiarlo según nuestro interés.
Por último, juguemos sin buscar cumplir algún objetivo específico, simplemente jugar, entendiendo que cada niño es único, por lo tanto no hay una sola o mejor forma de aprender.